Publicado en B Sides
Una nueva noche de actuaciones en directo organizada por Delia Records, en esta ocasión en la Sala Siroco de Madrid, donde teníamos doble cita con Estilo Internacional y Computadora, un programa plagado de sonidos retro, un asalto a la memoria de los más mayorcitos y una prueba de fuego para testar ciertos sonidos entre los más jóvenes.
Estilo Internacional
Si te pasaste por aquí el día que hablamos de la edición de su primer disco ya sabrás de que van. Incluso si no lo hiciste deberías echarle un vistazo puesto que no hay demasiado que añadir. No es apatía, es que su propuesta en directo resulta clavada al sonido en estudio. Maravillas de las producciones modestas que hacen que las bandas suenen muy puras, sin artificios ni precocinados, y luego eso se nota sobre el escenario. Miguel, Patxi y Jaime nos ofrecieron un repaso a su largo Un Mundo A Escala e incluso presentaron un par de temas nuevos. Sonaron como debe sonar toda banda que se precie y que pretenda emular el pop-rock oscuro de los ochenta, y más aún el español. Canciones determinadas por un bajo que hace de protagonista, con sus líneas trabajadas y atmosféricas, al que acompañan sencillos acordes de guitarra que de pronto se arrancan en solos afilados, emergiendo entre los repetitivos ritmos de la batería que protege todo el cuadro. Su propuesta es fría, como debe ser, pero con pretensiones de profundidad y emociones en el fondo. Como también debe ser. Cumplen el manual a rajatabla y nos despiertan muchos recuerdos y semejanzas a los que tenemos ciertos años. Un día leí que el movimiento encabezado por gente como Interpol se debe calificar como de “nuevos siniestros”, pero Estilo Internacional son de una esencia tan básica en su pureza que me niego a meterlos en ese saco, por mucho que su aspecto remita a ello. Van mucho más atrás y rememoran a las bandas iniciales de este sonido. Si eres de aquellos que aún sueltan una lagrimita cuando recuerdan a Parálisis Permanente y toda aquella gente, deberías anotar a este grupo en tu agenda.
Computadora
Estos toledanos eran para mi nuevos. Y sin embargo no lo son. Estaban aquí presentando su segundo E.P. Megalópolis, que ha contado con colaboraciones de nivel como la de La Pili de Klaus & Kinski y del Planeta Banin, lo cual, cuando menos, habla bien de su red de contactos, aunque lo correcto sería interpretarlo como una muestra de que alguien los considera una promesa por la que apostar. Lo cierto es que su propuesta es arriesgada. No es que inventen nada con su pop labrado de base electrónica, pero el modo de cantar dificulta la comprensión del mismo. Más allá de que por momentos se establezcan líneas de recuerdo con unos Décima Víctima imaginariamente más ágiles, o con los Derribos Arias más entendibles, el referente con el que enganchan totalmente es el de los Golpes Bajos de Germán Coppini, tanto en lo musical como en la voz, y es ahí donde llega el cantar ahogado, encapsulado y difícilmente comprensible si no te sabes la letra previamente. A mi esto me genera una sonrisa nostálgica, pero comprendo que para muchos, por de pronto, le produzca un impacto que puede ir de la incomprensión a lo irritante. Cuestiones de concepto y memoria. No es que la voz de Coppini sea de la más imitada a lo largo de los tiempos, y ha llovido mucho, de modo que debe de haber un buen montón de gente que jamás ha oído cantar así. Ya se acostumbrarán. El caso es que se trajeron a un nutrido grupo de seguidores que les arroparon y dieron calor a su actuación, bastante energética dentro de lo algodonoso de su tejido musical. Prometo investigarles porque, al margen de la sonrisilla con que me dejaron, estos riesgos me llaman la atención.
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